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Jornadas de entre-dichos sobre la presentación de enfermos de Lacan: Laura Vaccarezza

En torno a la transmisión

Laura Vaccarezza

Apertura

Tal como llego a pensarlo ahora, el psicoanálisis es intransmisible. Esto es bien fastidioso. Es fastidioso que cada psicoanalista sea forzado –ya que hace falta que sea forzado– a reinventar el psicoanálisis. J. Lacan, La transmisión”, (09/07/1979)[1]

En la psiquiatría clásica se realizaban las presentaciones de enfermos como parte de la enseñanza, se trataba sobre todo de mostrar las actitudes del paciente, su comportamiento, es decir, la fenomenología donde predominaba una clínica de la mirada.

Tengo una anécdota de mi época de estudiante de la asignatura de psiquiatría en el Hospital Melchor Romero de La Plata ahora Dr. Alejandro Korn.

En una presentación de enfermos el psiquiatra describía cómo era ese hombre que tenía delante, los términos con los que se refería a él eran ciertamente peyorativos diciendo lo que hacía, lo que no hacía, cómo se comportaba precedido de un “así como lo ven” para decir que era agresivo, que no colaboraba etc. Todo en un tono autoritario y teatral levantando cada vez más la voz y mostrándolo como si de un circo de feria se tratara. En un momento dado el paciente se levantó de su silla, la cogió y comenzó a emprenderla a golpes con el médico diciéndole que no tenía derecho a insultarlo. Los alumnos aplaudiendo al enfermo y dando voces recriminando la actitud del médico hasta que vinieron dos corpulentos enfermeros a llevarse al enfermo.

Este episodio que quedó grabado en mi memoria hasta hoy me enseñó “lo que no se debía hacer” llevándome a investigar y trabajar sobre el tema pues notaba en mí, cierto prejuicio ante las presentaciones de enfermos.

El mismo Freud asistió a las presentaciones que hacía Charcot de las histéricas en la Salpetrière [2] y allí aprendió sobre la hipnosis, sobre la histeria y, sobre todo que no se trataba de algo neurológico, cuestión en la que estaba empeñado Charcot realizando estudios anatomopatológicos a las pacientes ingresadas cuando morían.

Freud fue más allá de lo fenomenológico, de lo que se ve. Abandonó, la hipnosis, la mirada y priorizó la escucha a partir de lo que las histéricas le hicieron saber, por eso digo que aquí hubo una transmisión[3] Freud se dejó transmitir por ellas la causa de su malestar, de su sintomatología, de su sufrimiento. Es decir, que quiso saber algo más y pudo escuchar renunciando a tener respuesta para todo, a ser el amo del saber. Esto también se lo enseñaron ellas no aceptando y cuestionando sus indicaciones, o abandonando el tratamiento.

Entiendo el retorno a Freud de Lacan en este punto, ya que se trata de no borrar al sujeto, sino de escucharlo aún en su silencio para dejarse transmitir un saber sin suposiciones ni prejuicios.

Por eso ante la pregunta de por qué Lacan continuó realizando presentaciones de enfermos, una primera respuesta, que podría ser: porque él proviene de la psiquiatría y utiliza el mismo modelo de quienes lo precedieron. Respuesta que he escuchado en muchos psicoanalistas, junto con otros cuestionamientos en torno a la ética, a la exposición de los pacientes etc. que también muchos hemos compartido en algún momento.

Sin embargo, esta respuesta resulta insuficiente a la luz de su insistencia para llevarlas a cabo casi a lo largo de toda su vida. Esto es lo que me llevó a pensar que debía haber otra razón por la cual tenía sentido realizarlas. ¿Qué buscaba en ellas? ¿Qué quería saber?  ¿Lo consideraba una enseñanza? ¿Pensaba que se trataba de una transmisión?

Dejando de lado prejuicios derivados de algunas experiencias en las que había participado, comencé a plantearme si se podía encontrar alguna diferencia, alguna razón que justificase sus presentaciones de enfermos. Me respondo una vez más que se trata de un intento de transmisión, de su preocupación por la enseñanza, de dar cuenta de la función deseo de analista. ¿No es allí donde el analista se ve forzado a reinventar el psicoanálisis?

Aquí recuerdo donde Lacan dice[4]: El deseo del analista implica entonces “una sumisión completa… a las posiciones propiamente subjetivas del enfermo”, único modo de evitar las reticencias del sujeto psicótico y también hacer con las resistencias del sujeto neurótico.”

En la presentación de enfermos no se trata de dirigir una cura en sí misma, pero sí, de hacer saber acerca de la escucha, de cómo se deja transmitir por los enfermos el saber sobre sus síntomas, sobre sus delirios.

Para Lacan no se trata de mostrar, de generalizar o diagnosticar sino de escuchar a ese sujeto que sabe, del que aprender siempre que el analista pueda hacerse el hueco para dejarse transmitir.

Esta es para mí la enseñanza fundamental puesto que considero que hace a la formación del psicoanalista, y a su posición respecto a la dirección de la cura.

La presentación de enfermos es, siguiendo lo dicho, una transmisión en acto y, si bien es cierto que el acto por excelencia es el acto analítico, como acto logrado siempre fallido que deja una enseñanza, nos enseña que en cada acto algo se pierde y, justamente, porque se pierde, es por lo que habrá, en otro momento, en otro lugar y nunca del mismo modo, otro acto que lo suceda.

Así, eso que no tenemos y que no somos y que pasamos a otros, es, a su vez,

causa de deseo y lo que permite avanzar en la formación.

Tal como aparece en la presentación de enfermo realizada por Lacan el viernes 27 de febrero de 1976.  Caso Travestismo y Transexualismo. Sr.M.H.

Un primer momento en el que Lacan hace un hueco a las palabras del sujeto invitándole a hablar

Dr. Lacan: Hábleme un poquito, venga. Arranque, si quiere; arranque usted mismo. Dígame porqué está aquí́. Dígame qué idea se ha hecho de todo esto, si no le molesta.

El Sr. H: (tiembla)

Dr. Lacan((sonriente):  Sabe, aquí́ todos son médicos.

Sr .H: ¿Qué tiene que contarnos?

Sr. H: Desde muy pequeño me he puesto ropa de chica. No recuerdo a cuándo se remonta, porque era realmente muy pequeño. He recordado los hechos, cuando era pequeño acariciaba las ropas femeninas, principalmente las combinaciones, el nylon…

Dr. Lacan: El nylon, ha añadido el nylon y la ropa.

Sr. H: Sobre todo la ropa interior.

Dr. Lacan: Sí.

Sr. H: Continúé travistiéndome a escondidas.

Dr. Lacan: Entonces admite que es travestismo.

Sr. H: Sí.

Lacan muestra interés quiere saber lo interroga acerca de sus relaciones con los hombres, con las mujeres y con las drogas

Sr. H: Sí, con más energía. Me olvidaba de todo menos de que era una mujer, porque iba vestido de mujer.

Dr. Lacan: Lo olvidaba todo salvo…

 Sr .H: Salvo a mí mismo, vestido de mujer.

 Dr. Lacan: Mientras estaba bajo la influencia de las drogas ¿cómo se sentía?

Sr. H: Me olvidaba de que era un hombre

Lacan continúa con sus preguntas que llevan al paciente a hablar de sus intentos de suicidio de su consulta con un cirujano de su anhelo que no es sexual, como dice el Sr H, sino emocional.

Lacan   llega a la conclusión de que ese punto insiste en el sujeto y que espera que las hormonas o la cirugía le resuelvan. Ser esa mujer que anhela.

Frente a la inquietud que transmiten los médicos del hospital vemos como Lacan acepta ese tope y comentándolo con los presentes dice, lo hará y le seguirá ocurriendo lo mismo no hace falta insistir. Reconociendo aquí que ha topado con lo real.


[1] 9ª Congreso de la École Freudienne de parís sobre La transmisión 9/7//9. Publicado en las Lettres de L´École 1979 nº 25 vol. II.

[2] En 1882 se creó la cátedra de Clínica de Enfermedades Nerviosas en el Hospice de la Salpêtrière, especialmente

[3]S. Freud, J Breuer: 1895.Estudios sobre la histeria. Amorrortu ed.

4J.Lacan:De una cuestión preliminar para todo tratamiento posible de las psicosis, Escritos 2,Siglo XXI ed.

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