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Jornadas de entre-dichos sobre la presentación de enfermos de Lacan: Cristina Fontana

El “forzamiento” en las presentaciones de enfermos de Lacan

Cristina Fontana

Entre-dichos

A partir de las presentaciones de enfermos de Lacan en Saint Anne, querríamos detenernos en algunas intervenciones de éste en que nos sorprendió cierto “forzamiento”, si bien no es siempre de la misma índole. Para empezar, diremos que el forzamiento del que hablamos es muy distinto del que observamos en El hombre de los lobos, donde Freud está a la espera de obtener de su paciente una confirmación de la escena primitiva. Además, en este caso, la fecha de finalización del análisis propuesto por Freud implicó una presión añadida.

En las presentaciones de Sainte Anne de Lacan diferenciemos dos tipos de lo que llamamos “forzamiento”. en primer lugar, un tipo de intervenciones en que se da un” forzamiento” que podemos relacionar con el tiempo lógico, el tiempo de la prisa, de la urgencia. Estas parecen ser la manera de “acorralar” al sujeto para que algo se precipite; es un empuje hacia la subjetivación.  Lacan insta al paciente a terminar las frases inacabadas, a explicarse, a seguir diciendo, etc. Su insistencia en la precisión da, en ciertas ocasiones, esa impresión de forzamiento. Catherine Millot, incluso, habla de “interrogatorio policial. También cierta presión de Lacan, pero que apunta a “localizar lo que sostiene a esa persona en su vida social, aquello que es importante para ella”, lo que le sirve de apoyo, lo que la sostiene en la vida.

Para Erik Porge, “acorralar” al sujeto “es otra manera de abordar al sujeto en referencia al nudo borromeo, lo que hace nudo, lo que pilla al sujeto. Sería una manera de poner a prueba la estructura de este, hacer emerger algo de su verdad. Poner a prueba las certezas delirantes del enfermo”.[1]

A la vez, nos encontramos con un Lacan colgado de la punta de los labios del paciente, adoptando la posición de la “docta ignorancia”: cierta lentitud, como si no acabase de entender y hacerse explicar mejor al paciente, invita a decir y a que el paciente quiera hacer saber lo que le ocurre. Lacan retoma la “docta ignorancia” de San Agustín para indicar la posición de un sujeto que “sabe que no sabe” o que, más precisamente, reconoce el marco de no-saber que opera sobre el saber, lo que hace referencia a la estructura del inconsciente.

Erik Porge en el libro Transmettre la clínique Psychanalytique escribe: “La incomprensión es como elemento vacío de sentido que agujerea el Supuesto saber del Otro… límite a ese TODO saber que invade al psicótico”.

Pensamos que este tipo de “forzamiento” tendría que ver con la escucha alerta del analista, a diferencia de cierta posición adormilada facilitada, en ocasiones, por las sesiones de tiempo fijo. Estado de alerta que no apunta a una comprensión del discurso del analizante, ya que entender el sentido tapona aquello que se desliza entre los significantes, lo que resuena más allá de ellos, obtura la manera de decir de un sujeto.  Se trataría de pescar al vuelo ciertos significantes o ciertas inflexiones de voz, pausas y silencios; estar a la escucha de algo que pueda irrumpir sorpresivamente rompiendo el hilo del discurso corriente, abriendo de esta manera una brecha por donde asome la pulsación del inconsciente. Una escucha abierta a un acontecimiento de la palabra que permita que resuene algo más allá del significante. Se trataría de un forzamiento hacia el borde de lo imposible de imaginar, de decir, en los límites de lo simbólico, hacia el borde del agujero de lo simbólico.

En El breve discurso a los psiquiatras[2], Lacan insiste en este punto de la comprensión. Los psiquiatras en formación desean comprender al psicótico- y no solo los psiquiatras podemos añadir- y dice: “Es completamente errado creer que sea ese registro de la comprensión el que debe jugaren el análisis.[3]” Cuestión que retoma en el seminario de Las psicosis (1955-56).

Diferenciemos ahora otro tipo de” forzamiento”, apoyándonos en la presentación de Brigitte (Las presentaciones de enfermos de Lacan, 7 de abril 73), y que nos parece que no tiene que ver con lo que hemos expuesto anteriormente.

El encuentro con Brigitte se da en dos tiempos, ya que hay una interrupción en dicha entrevista, y hay que señalar que es Brigitte quien da por terminada la sesión diciendo “Estoy harta de esta comedura de coco, ya basta” («j’en ai assez de ces bourrages de crâne, ça suffit comme ça.«)

Brigitte trasmite un cierto hartazgo a lo largo de toda la entrevista y está a la defensiva prácticamente todo el tiempo. Pareciera que la actitud de Lacan refuerza la idea de que el analista lo sabe todo, ocupando el lugar del saber, hasta el punto en que Brigitte dirá: «No le digo nada más ya que Ud. ya lo sabe”. Digamos que acalla a la paciente, en lugar de sostener su palabra como hacía en las otras presentaciones. El saber parece que retorna del lado del analista.

Recordemos que ya Freud, en los escritos técnicos, denunciaba la posición de saber de un analista, invitándonos a encarar cada sesión de análisis como si fuera siempre la primera vez.

Lacan que ha leído con antelación el historial de la paciente incluye en dicha entrevista preguntas, detalles, incluso comentarios -por ejemplo, le dice que él conoce a una tal Mlle O-, que no vienen al hilo del discurso de Brigitte. Durante el desarrollo de la entrevista, Lacan tiene un lapsus -no sabemos si es un lapsus o ¿es una interpretación desde la resonancia fonética?-, en lugar de Mme Tauchon, (persona de la que parece que estuvo enamorada Brigitte) dirá Mme Cochon (Cerdo). Lacan le pregunta entonces si ella se considera un trapo, refiriéndose al cuerpo, torchon/tauchon (torchon significa trapo en francés). Lacan escucha la homofonía, la resonancia entre Tauchon, torchon, cochon, pero ¿esto justificaría la pregunta que le hace de que si ella se considera una puta? (Edit Mac.Clay me recordó, con razón, que el significante “puta” fue utilizado por la paciente anteriormente, retomándolo después Lacan).  Efectivamente, Lacan la llama “mon petit choux,” (mi cielito) a lo que Brigitte responde “Cielito, cielito. A fin de cuentas, es agradable pero sorprendente, cielito…no me ha llamado guarra ni puta”.

Sin embargo, este tipo de intervenciones como “mon petit choux”, nos sorprenden, ¿A qué responde lo de cielito? ya que, por otro lado, el propio Lacan nos dice que es necesaria, por parte del analista “una sumisión entera a las posiciones propiamente subjetivas del enfermo” y teniendo además en cuenta que se trata de una única entrevista a una paciente ingresada.

La posición de Lacan en la entrevista con Brigitte nos parece, en ciertos momentos, muy distinta, por ejemplo, de la que sostiene en el caso GL, una psicosis lacaniana (13 febrero 1976), en que nada más empezar la sesión dice: “Ud. Sabe muy bien lo que le ocurre” o “Sabe que no sabemos más que Ud.”, señalando que el saber está del lado del paciente. Sus intervenciones reflejan en este caso lo que denominamos anteriormente como “docta ignorancia” El manejo del tiempo es también muy distinto, a veces con un “Tómese su tiempo, tómeselo con calma para aclararse”, otras, incita al paciente a que termine sus frases, sin embargo, no le deja escabullirse, pero siempre dando peso y toda la importancia a las palabras del paciente, porque es él quien enseña al analista.

Resumen:

En estos ejemplos observamos dos maneras muy distintas de “acorralar” al paciente, y nos preguntamos entonces ¿por qué, en el caso Brigitte, Lacan ocupa esa posición que, a nuestro parecer, no hace otra cosa al forzar, que reforzar las resistencias de la paciente, si bien pone a prueba la estructura del sujeto? ¿Estaría tratando de demostrar/se, de mostrar algo al auditorio, en cuyo caso se daría un cierto deslizamiento al estilo psiquiátrico más tradicional? ¿Dónde quedó su posición de docta ignorancia?

Para terminar, diremos que lo que también podemos desprender de estas lecturas es cierta manera de tratar “la clínica” y de transmitirla, que va mucho más allá de la especificidad de estos encuentros en Sainte-Anne.  Se trataría, no tanto de dar cuenta de toda una información sobre la historia personal del paciente, que puede desembocar en la indiscreción, incluso en algo del orden de lo obsceno, pero tampoco, como nos recuerda Freud, de alejarnos del material básico, porque corremos el peligro de enredarnos en nuestras propias afirmaciones, lo que entiendo como no alejarse de la literalidad de las palabras del analizante.

Nos resultó interesante lo que plantea Vincent Clavurier en su artículo de la revista Essaim34, editorial érès. Dice que Lacan, al no hacer del encuentro un caso para ilustrar la teoría, lo que intenta es lograr un testimonio subjetivo y reduce el caso a un trazo, siendo dicho trazo el caso mismo.

También, recordar lo que dice Lacan en su seminario Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, en la sesión del 17 de junio de 1964.

A la hora de trasmitir quizá se trataría más bien de ir dando cuenta de esa progresiva reducción a ciertos significantes non- sensical como los definió Lacan.  Ahí, Lacan, hablando de la interpretación, dice que esta no puede ser cualquiera, que debería tener como efecto el hacer surgir un significante irreductible. Es a lo que llama significante non-sensical, formado de sinsentido, significante originario al que el sujeto está sujeto. Y tomará el ejemplo de “la formula literal Poordjeli” de Leclair.

Terminaremos con esta frase de Lacan: “Si Uds. son psicoanalistas, verán que por estos forzamientos es por donde un psicoanalista puede hacer que resuene otra cosa, otra cosa más que el sentido que es lo que resuena con ayuda del significante, pero lo que resuena no va muy lejos, es más bien blando…” (L´insu que sait de l´une-bévue s’aile à mourre, 19 de abril de 1977).

¿Esa otra cosa sería lalangue que acompaña al decir de todo sujeto?


[1] La presentación de enfermos  Littoral 17, Toulouse, Erès, septiembre 1985,

[2] El breve discurso a los psiquiatras ,http.//el psicoanálisis.elp.org.es

[3] Nos preguntamos entonces, a dónde apuntaría entonces la interpretación. Lo relacionamos  con  una indicación de Lacan  en el seminario RSI en la clase del 11 de Febrero del 75, donde introduce algo muy novedoso en relación a la interpretación. Dice así: “El efecto de sentido de la interpretación tiene que ser real”, si bien se vehiculiza a través de palabras no es sin reflexión, ni sin ondulación imaginaria…” ¿Qué quiere decir  lo real del efecto de sentido, ondulación imaginaria…?

Los significantes portan el sentido, pero, añade Lacan: “Si nos tomamos el trabajo de aislar la categoría del significante, veremos que la jaculación tiene un sentido, un sentido aislable”.La jaculación, la manera particular de emitir las palabras no solo el paciente sino el analista: sus interjecciones, los silencios, la  respiración, las homofonías… vertebran un sentido. ¿Sería esto lo que retorna como un ECO, una reflexión, una ondulación, para chocar y descongelar las palabras del analizante? ¿Ese sería quizá el efecto de sentido real al que alude Lacan? Estaríamos hablando de Lalangue hecha de unos significantes fuera de la cadena, fuera del sentido.  Lalangue no es lenguaje. Tiene que ver con lo real, no con el significante como elemento simbólico.

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